Son muchas materias primas las que perciben un alto precio, un factor que influye directamente en los consumidores finales. Comerciantes de harinas y productores de maíz señalan que siguen percibiendo alzas.
Estos costos continúan impactando de forma directa las finanzas de los salvadoreños, en especial de los negocios que se encargan de la venta de pan, tortillas o pupusas. Estos alimentos demandan de la materia prima, que es maíz y harinas.
Los comerciantes, para lograr seguir a flote, señalan que han implementado algunas medidas, pues los precios se han elevado a más de la mitad. Por ejemplo, en el periodo de la pandemia, la harina para el pan se obtenía a $13.00 la fuerte y a $9.00 la suave.
En la actualidad, estos montos se han extendido hasta los $22.50 y los $24.00. “El incremento ha sido exagerado”, resalta Guillermo Canales, panificador. Como consecuencia, el pan que se elabora en su negocio ha tenido que subir el precio.
En el caso del maíz, vendedoras de pupusas explican que para adquirir un saco, ahora hay que pagar entre $35.00 y $36.00 dólares. Amalia Morales añade que en su venta, ha tenido que disminuir las cantidades de cada pieza, dejándolas un poco más pequeñas.
Entre sus opciones ha estado la idea de subir el precio, pero está consciente que es contraproducente cuando la misma población y clientela perciben el cambio. Esto, porque afecta directamente su presupuesto diario.
¡Materias primas más caras!
Video/TCS.
Factores que incluyen en el incremento de los precios
Para la Asociación de Pequeños y Medianos Agricultores Agropecuarios (Campo), estas variaciones se deben a escasez de materiales por conflictos internacionales. Mientras que el problema del maíz es consecuencia de un déficit de abastecimiento en el mercado, pese a que el grano ingresa desde Estados Unidos.
Los economistas adelantan que estos márgenes de costos pueden ir aumentando el próximo año, como consecuencia de la poca producción nacional, y los efectos que genera el fenómeno del Niño, en especial en el sector agrícola. Los agricultores, hasta la fecha, estiman la pérdida de 545,000 quintales de maíz.
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