La Junta Militar de Myanmar declaró hoy, 31 de marzo, una semana de luto nacional debido al terremoto de magnitud 7.7 del pasado viernes, cuya cifra de fallecidos ascendió a 2,056, así como alrededor de 3,900 heridos y 270 ciudadanos que todavía no han sido encontrados.
Las banderas nacionales ondearán a media asta hasta el 6 de abril «en solidaridad con la pérdida de vidas y los daños» a causa del devastador sismo, según declaró la junta gobernante a través de un comunicado.
Mientras en Tailandia, en cuya capital, Bangkok, se derrumbó un rascacielos en construcción, las autoridades elevaron la cantidad de víctimas mortales a 19. Además, al menos 74 personas continúan desaparecidas.
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Terremoto agravaría la crisis humanitaria en Myanmar
El terremoto podría agravar la crisis alimentaria y el brote de enfermedades en un país que ya se encontraba entre los más complicados para las organizaciones humanitarias debido a la guerra civil, alertaron grupos de ayuda y la ONU.
Las labores de auxilio se ven aún más complicadas por los cortes de electricidad, la escasez de combustible y las dificultades en las comunicaciones. La falta de maquinaria pesada ha ralentizado las operaciones de rescate, obligando a muchos a buscar supervivientes de manera manual, bajo temperaturas diarias superiores a los 40 grados Celsius (104 Fahrenheit).
El equipo de la ONU en Myanmar solicitó un acceso sin restricciones para los equipos de ayuda. «Incluso antes de este terremoto, casi 20 millones de personas en Myanmar necesitaban asistencia humanitaria», declaró Marcoluigi Corsi, coordinador residente y humanitario de la ONU.
Algunas zonas están aisladas por deslizamientos de tierra. Además, la Organización Mundial de la Salud (OMS) informó de tres hospitales destruidos y 22 parcialmente dañados en la región.