Cada 6 de agosto se celebra al patrono de todo el país, el Divino Salvador del Mundo. Sin embargo, un día antes, se realiza el momento conocido como «La bajada», un hecho esperado por mucha feligresía católica que se aboca a las puertas de la Catedral Metropolitana de San Salvador.
Sin embargo, ¿conoces cuál es el origen de esta celebración? El investigador y escritor salvadoreño, Carlos Cañas Dinarte, nos habló sobre la raíz.
Dinarte explicó que esta festividad nace con la fundación de la misma capital de San Salvador, llamada antes como «Villa de San Salvador», lo que ahora es Suchitoto, en la cual las tropas españolas de la familia Alvarado y Contreras establecen ese espacio en el reino Cuscatán (reino Pipil).
Desde ahí, tal y como lo dice Dinarte, se conmemora ese 6 de agosto, como la transfiguración, dígase aquel momento en el monte Tabor, donde ocurre ese dogma católico. Esto se mantuvo durante un buen tiempo. Sin embargo, en 1977, un personaje no conocido en la historia nacional, Silvestre Antonio García, estableció la celebración por crear una imagen portátil de la que se tiene en la Catedral.
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El historiador aclaró que, luego de la muerte de Antonio García, la celebración pasó a ser parte de la Iglesia católica, pero afirmó que no tenía nada que ver con la manera en la cual ahora se festeja.
Dinarte aclaró que antes las celebraciones, en sus inicios, todo era más religioso y menos comercial; sin embargo, se realizaban carrozas para los barrios de San Salvador.
Además, mencionó que la gente que asistía siempre a la Catedral, era por celebrar la divinidad, a través de un acto que se le llamaba «entradas», donde se regalaba comida. Con el paso del tiempo, se le fue incluyendo a las carrozas flores, también incorporando a señoritas en los barrios.
Para el año de 1923, las fiestas agostinas fueron conferidas, bajo decreto gubernamental, nombrándole y celebrándole como «feria nacional».
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El futuro de la celebración al Divino Salvador del Mundo
Dinarte aclaró que, la celebración es más que una fiesta religiosa de la Iglesia católica, si no que es parte de la cultura salvadoreña.
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Dinarte afirmó que es de vital importancia el aporte de otras personas para la conservación de la celebración al Divino Salvador del Mundo.
