El Papa Francisco, al finalizar la audiencia general, hizo un llamamiento en favor de los países que han surgido devastados por el terremoto, que reporta más de 12,000 personas fallecidas e innumerables heridos.
El líder de la Iglesia Católica invitó y animó a todos ser solidarios con aquellos territorios martirizados por la guerra.
También pidió rezar por todos aquellos que se mantienen rescatando en los territorios de Turquía y Siria.
Además, el Papa pide solidaridad por el trabajo que desempeñan los equipos de rescate y recuerda los obstáculos que enfrentan con las adversas condiciones meteorológicas y los graves daños que ha sufrido las carreteras y la infraestructura de edificios y viviendas.
El Santo Padre también detalló que se mantiene orando por las poblaciones de Turquía y de Siria, gravemente afectadas por un terremoto que ha causado miles de muertos y heridos.
“Doy las gracias a cuantos se están esforzando por prestar socorro, e invito a todos a la solidaridad”, agregó el líder de la iglesia.
Aliento a la solidaridad
Francisco da las gracias a quienes trabajan para socorrer a las poblaciones del sur de Turquía y el noreste de Siria, excavando entre los escombros en busca de hombres, mujeres y niños.
Las labores de socorro, sin embargo, se vieron obstaculizadas por las réplicas, las temperaturas bajo cero, las carreteras dañadas y también por la falta de un plan eficaz para hacer frente a las emergencias, reportan las mismas autoridades.
Conmoción, cercanía, ánimo, solidaridad señala el Papa
A través de su cuenta oficial de Twitter externó su sentir ante este suceso catastrófico.
Esos son los sentimientos expresados por el Papa ante la «devastadora calamidad» que asoló Turquía y Siria, el violento terremoto de magnitud 7,8 del lunes que mató al menos a 12,000 personas y, dejó sin hogar a otras 380.000 solo en Turquía.
Tras los dos telegramas a los nuncios de los respectivos países y después del tuit de ayer de la cuenta del Papa, Francisco expresó verbalmente su angustia por estas personas que han visto derrumbarse ante sus ojos sus casas y ciudades, incluso morir a sus seres queridos.
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