La leyenda cuenta que en Ciudad Arce en La Libertad existe un secreto desde las entrañas, ya que se dice que el fundador de ese lugar era un hombre con riquezas inimaginables. Pero surge la interrogante de ¿Cómo fue que obtuvo tanto dinero y tierras en ese lugar? La leyenda de «Patada de mula», es el origen de esta historia.
En el cerro de La Plata, en el Valle de Zapotitán nace esta historia, que hasta la fecha sigue de boca en boca entre sus habitantes.
Según la historia, Emeterio Ruano tenía influencias sobrenaturales. Esa capacidad le daba poder de levantar muros de piedra sin la necesidad de trabajar en ello, todo era de forma extraordinaria. Habitantes aseguran que la riqueza era ofrecida por “fuerzas oscuras».
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¿Cuándo comenzó esta historia en Ciudad Arce?
A inicios del siglo XX se cree que ocurrió el pacto y ese día, los lugareños explican que Emeterio se encontraba en la cima de una piedra en el cerro de La Plata, ofreciendo su alma a cambio de mucho dinero y tierras.
Este momento fue tan estremecedor que la historia señala que los cascos de su mula y hasta los mismos pies de él, quedaron perforados en la roca.
Todo esto en señal de que se cerró el trato. Esos agujeros todavía se observan en la roca y sirven como prueba innegable del pacto más grande en la historia de Ciudad Arce.
Video/TCS/Reportaje Elaborado por: Maziel Méndez.
¿Cómo terminó la leyenda «Patada de mula»?
Carlos Valdés es habitante de la zona y explica que hasta la fecha se escucha a medianoche pasos de la mula. Otro dato impresionante es que aún se guardan reliquias de monedas de cambio que tienen su nombre y unas antiguas fotografías que aseguran le recuerda a la hacienda en donde vivió.
En los relatos recabados se dice que ahora en el lugar donde estuvo su hacienda, tiene otras construcciones, pero debajo de ellas muchos afirman que hay un túnel que conecta con la piedra del pacto.
“Se dice que desde de aquí de la hacienda salía esa cueva y bajaba hasta el cerro de Plata, por subterráneo. Allí nadie entraba”, dice Filadelfo Solís. Según los lugareños, el día en que murió Emeterio nadie encontró su cuerpo.