Cientos de piedras y minerales extraídos de rocas y minas de diversas partes del mundo son ahora transformados en joyas que adornan las manos, el cuello y otras partes del cuerpo. Esta tradición, sin embargo, se remonta a tiempos ancestrales, como explican los expertos en historia.
Roberto Dávila, historiador español, señala que, desde civilizaciones antiguas, como las culturas mesoamericanas, se empleaban piedras preciosas no solo como ornamento, sino también como símbolo de poder y espiritualidad.
«Las ciencias de la tecnología del temprano amanecer, una de las culturas más antiguas de América, tienen más de 3,500 años de historia. Incluso en la cultura de Áncash, en Perú, anterior a los incas y a las civilizaciones Chimú y Mochica, ya se utilizaban estos materiales», explica.
Cada pieza de joyería podía llevar diversos materiales como palo andino y turquesas a menudo cargados de un profundo simbolismo religioso o de estatus social, agrega Dávila.
Video/TCS/Reportaje elaborado por: Alex Rivas.
Más que belleza, un significado especial
Hoy en día, muchos artesanos continúan esta tradición elaborando joyas artesanales a partir de piedras y minerales que, más allá de su atractivo visual, son considerados portadores de poderes especiales que pueden influir en el estado de ánimo.
José Merino, un artesano contemporáneo, afirma que algunas piedras ayudan a alcanzar la paz mental e incluso a conectarse con dimensiones metafísicas. «La amatista, por ejemplo, es considerada la piedra del amor y la protección, utilizada desde el antiguo Egipto por sus supuestos poderes energéticos», detalla.
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Un legado de supervivencia y espiritualidad
El uso de piedras preciosas no solo se limitaba a la joyería. Según Salvador Rodas, otro artesano, en culturas como la Maya y la Azteca. Las piedras también se empleaban para la elaboración de armas y herramientas esenciales para la caza y la guerra.
«Utilizaban la amatista, entre otras piedras, en la fabricación de armas como el macuahuitl. A esta piedra se le atribuye la energía de la transmutación, capaz de traer calma y actuar como un antiestrés natural», señala Rodas.
Así, las piedras y minerales no solo cargan una belleza singular, sino también una historia milenaria y un misticismo que sigue cautivando a quienes buscan algo más que un simple accesorio.