El primer ministro británico, Rishi Sunak, y la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, han cerrado un acuerdo sobre la frontera de Irlanda del Norte, con el fin de facilitar el comercio y los controles fronterizos sobre los productos que salgan de Gran Bretaña, y que estén «destinados a quedarse» en el país vecino.
Han bautizado al nuevo pacto como «Acuerdo de Windsor«.
En su cuenta de Twitter, der Leyen anunció el logro:
«Hemos llegado a un acuerdo de principio sobre el Marco de Windsor para el Protocolo sobre Irlanda/Irlanda del Norte. Soluciones duraderas que funcionarán para todos en Irlanda del Norte, y protegerán el mercado único de la UE».
¿Qué implica el Acuerdo de Windsor?
El acuerdo tiene 2 efectos principales:
El primero:
Elimina los controles entre los bienes provenientes de Gran Bretaña (Inglaterra, Escocia y Gales) que entren y se queden en Irlanda del Norte, que a pesar de formar parte del Reino Unido (Inglaterra, Escocia, Gales e Irlanda del Norte) estaba regida comercialmente por la Unión Europea (UE).
Conviene recordar que el Reino Unido se salió de la UE en 2020, en un proceso conocido como «brexit«.
Esta situación hacía que al interior del Reino Unido existiera una frontera, entre lo que venía de Gran Bretaña, y lo que entraba a Irlanda del Norte. Con el acuerdo, se elimina. En cambio, los bienes que se dirijan a la República de Irlanda (al sur de Irlanda del Norte), o al resto de la UE, seguirán bajo el control habitual.
Por otro lado, antes del brexit, el comercio entre las dos Irlandas se realizaba con pocas restricciones. Luego del mismo, eso cambió, dado que Irlanda, que no forma parte del Reino Unido, sí se quedó en la UE.
Esto implicó que los controles se volvieran estrictos, excepto en el tránsito de ciudadanos, que podían y aún pueden cruzar los bordes sin problema.
El segundo:
Previene una nueva guerra entre las Irlandas, que ya existió en el pasado, conocida como “Conflicto de Irlanda del Norte”, cuya paz se selló con el Acuerdo de Viernes Santo, firmado en Belfast, en 1998, luego de 30 años de enfrentamiento. Este acuerdo contemplaba que no habría fronteras físicas entre los países.
El brexit impuso, necesariamente, una frontera física entre ambas Irlandas, lo que implicó unas tensiones comerciales entre ambos países, y entre la UE y Reino Unido.
Ya que, por un lado, la UE seguía regulando comercialmente a Irlanda del Norte, a pesar de ya no estar unida a su comunidad. Cosa que no agradaba nada a Londres.
Y por el otro, la imposición de una frontera comercial estricta entre las dos Irlandas, contrario a lo establecido en el Acuerdo de Viernes Santo, aumentó el temor de que las tensiones escalasen, y devinieran en un nuevo conflicto armado.
Por eso mismo, se implementó el Protocolo de Irlanda del Norte, durante el gobierno de Boris Johnson, que borró las fronteras físicas entre los países. La “eliminación” se hizo trasladando la aduana al mar que separa los límites de Irlanda con los de Gales (parte de Gran Bretaña).
Con el acuerdo, este protocolo también se deroga, pues ahora el comercio entre las Irlandas será en sus propias fronteras.
Al respecto, Sunak apuntó que se elimina “cualquier tipo de frontera en el mar de Irlanda«.
Acuerdo de Viernes Santo
La batalla enfrentó a los unionistas norirlandeses (partidarios de preservar los lazos con Reino Unido) y los republicanos irlandeses, que abogaban por la independencia de Irlanda del Norte del Reino Unido, o bien, por su anexión a Irlanda.
«El Acuerdo de Windsor protege los logros obtenidos con mucho esfuerzo en el Acuerdo del Viernes Santo (Belfast) para el pueblo de Irlanda del Norte, y en toda la isla de Irlanda», celebró der Leyen.
Por su parte, Sunak finalizó: «Hoy se trata de preservar el delicado equilibrio del Acuerdo de Belfast (Viernes Santo) y trazar un nuevo camino a seguir para el pueblo de Irlanda del Norte«.
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