El trastorno de alimentación selectiva afecta a niños, principalmente entre los 2 y los 6 años y se manifiesta como un rechazo persistente a ciertos alimentos debido a factores como olores, texturas, colores o sabores. Este comportamiento puede convertir los tiempos de comida en un verdadero desafío para las familias.
“Hay alimentos que si le llaman la atención… Pero hay alimentos como mango o sandía y siente la textura de la fruta, no la quiere probar… Y si intentamos colocárselo en la boca, lo que ella hace es escupirlo”, comenta una madre de familia sobre su experiencia con su hija.
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Entre las causas más comunes están la repetición de texturas y sabores, así como experiencias negativas previas, como atragantamientos o malestares digestivos.
La nutricionista, Rebeca Martínez, señala que el trastorno de alimentación selectiva, principalmente en niños, es una condición en la que genera rechazos a ciertos alimentos.
“Puede ser que un alimento le caiga mal al niño, le cause inflamación, diarrea, vómitos, y eso haga que el niño no lo consuma”, dijo la profesional de la salud.
Señales del trastorno de alimentación selectiva:
Aunque este trastorno no siempre provoca desnutrición, es crucial identificar señales de alerta como:
- Rechazo extremo a probar nuevos alimentos.
- Aversiones marcadas a ciertas texturas.
- Berrinches constantes durante las comidas.
Especialistas recomiendan fomentar un ambiente de tolerancia en los horarios de comida y evitar la presión para comer. Además, es clave buscar apoyo profesional para garantizar que la alimentación del niño no solo cubra sus necesidades nutricionales, sino que también respalde su bienestar emocional.
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