El Tribunal Constitucional de Corea del Sur validó el viernes la destitución del presidente Yoon Suk Yeol por haber impuesto brevemente en diciembre una ley marcial que sumió al país en una grave crisis.
La sentencia implica la salida definitiva del cargo de Yoon, quien ya tenía una suspensión de sus funciones, y la convocatoria de elecciones presidenciales anticipadas en un plazo máximo de 60 días en esta potencia económica asiática.
Aunque duró apenas unas horas, la interrupción del orden civil y el envío del ejército a la Asamblea Nacional en la noche del 3 al 4 de diciembre trastornaron la política y la economía de este aliado clave de Estados Unidos.
Yelim LEE, Glenda KWEK, Yong-Ju SHIN, YONG JU SHIN / AFPTV / AGENCY POOL / South Korean Constitutional Court / AFP
Antes fiscal estrella del país, el conservador Yoon fue suspendido por una moción de destitución del parlamento y luego arrestado y encarcelado durante casi dos meses por acusaciones de insurrección.
Su destino estaba ahora en manos del Tribunal Constitucional, que tenía que decidir si ratificaba o no la destitución que decretaron los diputados.
«Pronunciamos el siguiente veredicto, con el acuerdo unánime de todos los jueces. Destituimos al demandado presidente Yoon Suk Yeol», dijo el magistrado principal, Moon Hyung-bae.
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Reacciones tras destitución del presidente Yoon
Yoon es el segundo dirigente surcoreano destituido después de la presidenta Park Geun-hye en 2017. Después de semanas de tensas audiencias, los jueces deliberaron durante más de un mes la decisión.
El líder de la oposición, Lee Jae-myung, celebró la destitución de quien «destruyó la Constitución y amenazó a la población y la democracia con armas».
Mientras, el partido de Yoon dijo que «acepta solemnemente y respeta humildemente la decisión del Tribunal Constitucional». «Ofrecemos nuestras sinceras disculpas a la población», dijo su diputado y alto responsable Kwon Young-se.
Para Byunghwan Son, profesor de la Universidad George Mason, la decisión demuestra «primero y más que nada la resistencia de la democracia surcoreana».
«El hecho de que el sistema no colapsó sugiere que la democracia surcoreana puede sobrevivir incluso el peor desafío contra ella: un intento de golpe», agregó.
La ley marcial, una medida insólita en más de cuatro décadas, arrastró a muchos coreanos a la dictadura militar del país, que transicionó a la democracia a finales de los años 1980.