Este lunes, la Corte Suprema de Estados Unidos permitió que el presidente Donald Trump aplique la Ley de Enemigos Extranjeros de 1798 para que funcionarios de inmigración aceleren el proceso de deportación de presuntos miembros de pandillas o de bandas criminales que permanezcan ilegalmente en el país.
Sin embargo, el Tribunal recalcó que toda persona deportada debe ser notificada de que está sujeta a la ley de hace 227 años y tendrá la oportunidad de revisar su proceso de deportación antes de ser expulsado del país.
Una votación dividida
La Corte levantó la suspensión cautelar que frenaba a la administración Trump deportar a inmigrantes venezolanos acusados de ser miembros de la banda criminal Tren de Aragua, bajo la Ley de Enemigos Extranjeros.
La decisión fue aprobada por el voto de cinco jueces conservadores frente a cuatro juezas, de las cuales tres son progresistas y una conservadora.
Por su parte, la fiscal general, Pam Bondi mostró su satisfacción por el fallo de la Corte Suprema. “La decisión de esta noche es una victoria histórica para el Estado de derecho. Un juez activista en Washington, D.C., no tiene jurisdicción para tomar el control de la autoridad del presidente Trump para dirigir la política exterior y garantizar la seguridad del pueblo estadounidense. El Departamento de Justicia seguirá luchando en los tribunales para que Estados Unidos vuelva a ser un país seguro”.
Esta es la segundad decisión que toma este lunes la Corte Suprema en favor de Trump. La primera fue la del presidente del Tribunal Supremo, John Roberts, quien suspendió la orden la de jueza de distrito de Maryland, Paula Xinis, que dictaba que el salvadoreño Kilmar Ábrego García fuera repatriado a Estados Unidos tras ser deportado por error a El Salvador el pasado 15 de marzo y que a la fecha guarda prisión en el CECOT.
¿Qué dice la antigua ley?
La Ley de Enemigos Extranjeros fue aprobada en 1798, en la administración de John Adams, apenas el 2° presidente de Estados Unidos. Trump es el 47°. En aquellos años, el Congreso la aprobó porque EEUU estaba a punto de entrar en guerra con Francia. El objetivo era detener a los extranjeros de los países enemigos para evitar atentados y espionajes.
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En más de dos siglos de vigencia, la normativa solo se ha usado tres veces. La primera, fue en 1812, cuando Estados Unidos estaba en guerra con Inglaterra. La segunda, en la Primera Guerra Mundial, cuando se detuvieron a unos 6 mil extranjeros, la mayoría de ellos, alemanes.
La tercera vez, en la Segunda Guerra Mundial, entre 1939 y 1945, para detener a alemanes, italianos y japoneses en territorio estadounidense. Alemania, Italia y Japón eran enemigos de EEUU. El entonces presidente Franklin D. Roosevelt ordenó el encarcelamiento masivo de unos 120 mil estadounidenses de origen japonés durante la guerra.
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