El papa Francisco, aún convaleciente, hizo su última aparición pública en el cierre de las celebraciones de la Semana Santa desde el balcón principal de la Basílica de San Pedro, en medio de la alegría de alrededor de 60,000 feligreses que celebraban su presencia.
«Hermanos y hermanas, ¡Feliz Pascua!», exclamó el pontífice con voz débil, quien, sentado en una silla de ruedas, pronunció estas palabras marcando una de las pocas veces que se le había escuchado desde su ingreso en el hospital Gemelli, el 14 de febrero.
En su aparición, el Santo Padre impartió la bendición Urbi et Orbi durante la solemne celebración del Domingo de Resurrección. Horas después, el mundo se estremecía con la noticia de su fallecimiento que se dio a conocer la mañana de este lunes.
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El Pontífice pidió a un asistente que leyera su discurso, como es habitual, centrado en la creciente amenaza para la paz mundial, deteriorada por las 57 guerras que azotan al planeta en la actualidad.
Después de impartir su bendición, el Papa descendió a la plaza y la recorrió saludando a los fieles que lo aclamaban, a bordo del «papamóvil», escoltado por más de treinta custodios que trotaban junto al vehículo.